en la imagen el BLOG de JOSE JOAQUIN CORTES ... y con FERRAN ADRIA ...

Sin duda alguna en la actualidad la profesión de sumiller o sommelier goza de notable y creciente reconocimiento profesional y de cierto prestigio social. ... En el transcurso de las últimas dos décadas, especialmente en España, su rol en la restauración, el comercio especializado y la organización de eventos ha evolucionado considerablemente. También es cierto que es necesaria una mayor concienciación por parte de los empresarios de aquellos sectores en general a la hora de invertir en su contratación, formación y desempeño, al tiempo de reconocer y retribuir su aportación profesional al producto global de sus empresas. ... De ahí la importancia de la formación. Junto a las mejores herramientas para generar y desarrollar aptitudes profesionales en forma de conocimientos, no es menor la necesidad de influir positivamente en la adquisición y el desarrollo de diversas actitudes personales, a fin de que el educando dé lo mejor de sí mismo. Y con ello utilizando sus conocimientos al servicio de su organización empresarial o profesional, de sus proveedores, de sus clientes y por supuesto, de la sociedad en general. ... Un buen sumiller debe atesorar tanto actitudes personales como aptitudes profesionales. Entre estas últimas figurarían conocimientos técnicos sobre el origen y la elaboración de bebidas y su más destacadas referencias a nivel nacional e internacional, en especial sobre vinos, destilados, café, infusiones, cervezas y refrescos, sin olvidar los cigarros. Del mismo modo sobre las familias de alimentos y productos gastronómicos más representativos en el mercado, así como sobre las principales características organolépticas de la culinaria más variada. Por supuesto las técnicas de análisis sensorial e identificación de productos y de su maridaje gastronómico, la gestión de compras y/o bodega y las múltiples habilidades de servicio y atención al cliente en relación a dichos productos en la restauración o el comercio. ... Dentro del perfil profesional de un sumiller, considero que dos de sus virtudes más elementales debieran ser su capacidad de analizar , interpretar y elegir sabiamente el producto que prescribe y/o sirve, – sin perder jamás de vista las circunstancias y preferencias de cada cliente- y la de comunicar y generar sensaciones y verdaderas experiencias al cliente en torno al producto en cuestión, sea en la sala o fuera de ella, dependiendo por tanto del ámbito y el contexto profesionales en los que desempeñe su trabajo. ... Dentro de la comentada evolución que ha experimentado el rol del sumiller en su diverso panorama profesional, es consabido que la funcionalidad y la versatilidad del sumiller ya no sólo puede circunscribirse al servicio en la restauración sino también a otras esferas como el asesoramiento, la prescripción, la formación y la comunicación dirigidas a una gran diversidad de clientes profesionales, – productores y distribuidores de alimentación y bebidas, empresas de hostelería, comunicación y de organización de eventos, sin olvidar el mercado de clientes particulares. ... Analizar, interpretar, elegir, comunicar, prescribir y, en su caso, servir el producto adecuado al cliente como parte del producto global de la empresa en la que el sumiller desempeña su trabajo y crear y sugerir verdaderas experiencias a cada cliente. Ahí es nada. ¿Mi consejo para llegar a ello? Al margen de ciertas habilidades innatas según cada caso, es crucial una formación de calidad, inicial y continuada en la trayectoria académica y profesional de un sumiller.

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