El establecimiento es amplio, tiene unos 200 metros cuadrados. Antonio y Bosco han respetado al máximo “lo que había. Se han pintado las paredes y también se han recuperado los famosos cuadros que había en el establecimiento”. Estos cuadros son reproducciones inventadas de corridas de toros y también “esquelomatias”, unas pinturas de esqueletos que hizo famosas el pintor jerezano Carlos González Ragel. El valor de “La Pandilla” también es sentimental ya que era un lugar de reunión muy frecuentado. La idea de Antonio y Bosco es recuperar este mismo ambiente, el de los tabancos jerezanos, ahora en pleno auge. Así una de las estrellas de la casa será el vino de barril, jereces de la bodega Sánchez Romate que se venderán para llevar, como despacho de vinos, y también para beber en el local. Antonio y Bosco quieren recuperar el tabanco “en su esencia” por lo que en el lado gastronómico la principal atracción de la casa serán las chacinas, los quesos y las conservas, servidos en tapas o en montaditos. Habrá algún aliño y algo más los fines de semana pero esa será la esencia.

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