La de la Venta de Cartuja es la historia perenne de un molino de agua abocado desde siempre a servir a los demás como venta, abasto, panadería y, en el fondo, y a convertirse en algo más. No en vano, hace más de quinientos años ya se dedicaba, y así lo certifica con orgullo el propietario, a los mismos menesteres que en la actualidad. Los ojos del puente, testigos mudos de su personal intrahistoria, atesoran ahora, desde el almacén convertido en comedor, las botellas de sus vinos más exquisitos. Historia también del sueño de la familia hecho realidad y del vino de Jerez, algunos de cuyos aromas más remotos pueden saborearse en esta venta que se precia de escrutar, conservar y servir con cuentagotas, como quien trata con vino de consagrar, los VORS más raros y buscados. Y frente a la exquisitez y el tesón, la realidad del pan de campo y los chicharrones con los que acompañar una rebanada de hogaza un domingo de otoño cualquiera.