Sólo entrar sorprende su tamaño. Los dueños de La Vaca Atada, Isabel Pérez y Javier Senese, han transformado el antiguo obrador de Gloria, situado en el número 19 de la calle Plocia, en uno de los mayores restaurantes de la ciudad, listo para abrir en cuanto finalicen los últimos detalles. El asador se llama La Chancha y los 20, un nombre que proviene de un dicho argentino que viene a significar algo así como “querer estar en el caldo y en las tajás” y que resume la frase “el chancho (cerdo), la chancha y los veinte lechones”. El interior tiene varios espacios: una entrada con varias mesas, tras lo que hay una barra para el trabajo del personal de sala y más mesas a mano izquierda. A continuación, el patio de la finca, que está cubierto pero deja entrar la luz natural. Justo a la izquierda de ese espacio está la que puede ser de las cocinas más grandes de la ciudad, con un office separado. Y dentro de la cocina, el corazón de todo asador: dos parrillas. Al otro lado del patio, a la derecha, hay un espacio elevado con más mesas y tres grandes sofás semicirculares para grupos de hasta ocho personas. Al fondo del local, más mesas y un rincón que forma un semireservado con una mesa redonda. En total, un aforo de alrededor de un centenar de personas con una decoración en la que destaca la piedra ostionera de las paredes que han picado por completo, la hermosa estructura del patio y grandes plantas. Han confiado en el mismo decorador que ya se encargó de La Vaca Atada, Bruno Bermúdez. Al frente de la cocina está Enrique Cabello, con 25 años de experiencia en la hostelería y en cuyo curriculum figuran reconocidos establecimientos de la provincia. Todavía no quieren desvelar cómo será la carta, pero ya dan algunas pistas: se seguirá el modelo del asador argentino, aunque con algunas innovaciones. Primarán las carnes seleccionadas y de calidad -junto con otros platos del país- y se comerá por raciones. FUENTE: COSAS DE COME