En la imagen izquierda el CHIRINGUITO LAS 3 PIEDRAS en CHIPIONA, modelo de paraíso natural donde la naturaleza y la cocina se armonizan... Productos de máxima calidad y frescura. En el lado derecho CHIRINGUITO LAS DUNAS, ejemplo de establecimiento abierto todo el año con una decoración e infraestructura que parece en pleno invierno que estamos en un restaurante de la ciudad. Abajo, a la derecha el RESTAURANTE LA FONTANILLA, una joya culinaria en CONIL.

Según la RAE, un chiringuito es un pequeño establecimiento, de edificación más o menos provisional, cuyo fin es establecer un negocio, generalmente dedicado al sector servicios, y particularmente a la venta de alimentos y bebidas. Al Chiringuito en Chile se le conoce como Quiosco. En Argentina y Uruguay como "parador" o "carrito". En México con el apodo de "changarrito". En definitiva múltiples versiones para lo que sería un lugar donde beber y comer de forma frugal… y normalmente localizados en playas y demás zonas dedicadas al turismo. No suelen ser fijos y su actividad estacional. Lo usual: actividad en zona de playa y turística, reducida a la temporada vacacional alta y logrando grandes beneficios en un corto espacio de tiempo. Pues bien los tiempos han cambiado. Cada vez más la zona costera de Cádiz disfruta todo el año de chiringuitos abiertos, auténticos restaurantes, con cocina de autor, decoración de última generación, precios asequibles y materias primas excepcionales. De forma general, la gastronomía gaditana ha sufrido una transformación fruto de varios factores entre los que destacar la excelente formación de los cocineros y hosteleros a lo que se ha unido a un producto de calidad extraordinaria. Si unimos a este binomio el esfuerzo inversor privado de cada hostelero para mejorar su negocio el éxito que se está logrando no es por azar. En concreto los chiringuitos de la provincia en un alto porcentaje son auténticos restaurantes donde cada detalle en la decoración, en las cocinas, en el uso de materias primas de calidad nos hacen dejar atrás la imagen del chiringuito destartalado, poco higiénico, que no transforma los productos. Cuando comemos hoy en día en un chiringuito no echamos de menos las comodidades que se tienen en un restaurante convencional a lo que unimos normalmente un entorno de playa más o menos paradisíaco. Un complemento ideal para hacer una comida de trabajo, con la familia, … en los que disfrutar de cuerpo y mente. La puesta decidida de la hostelería gaditana en la provincia por apostar por este modelo de negocio de forma definitiva está en el hecho de que ya hay no sólo chiringuitos fijos y abiertos todo el año sino en que se han realizado inversiones de más de 5 cifras casi siempre.

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